CUANDO EL RÍO SUENA
Una perspectiva sobre la realidad pesquera del litoral del Río Paraguay

Pescadores comerciales

El preocupante estado de conservación de los recursos ícticos

* Franco Rafael Del Rosso

No hace falta aclarar que los peces son parte fundamental de los recursos naturales de una región, un eslabón crucial en la trama trófica no solo los ecosistemas acuáticos, sino también de todos aquellos ligados al agua donde aves, anfibios, reptiles, mamíferos y un sinfín de especies consiguen su alimento y como si su rol en la dinámica natural fuese poco, son objeto de explotación comercial, sustento de economías locales y de prácticas recreativas con enorme potencial turístico.

El Hombre ha pescado desde hace siglos, lo hacían los primeros humanos con sus técnicas primitivas, artesanales y rudimentarias y se hace actualmente con métodos mucho más eficientes y sofisticados. Hace mucho tiempo que la pesca es una de las principales fuentes de alimentación y base de la económica en muchos lugares, por lo tanto uno de los recursos naturales más valiosos que existen.

En la pesquería continental la actividad se regula en base a una serie de normas restrictivas que deberían asegurar la sostenibilidad del recurso en el tiempo. Hay especies que se denominan comúnmente de valor comercial, son aquellas que son requeridas normalmente por sus condiciones óptimas para el consumo y por ende son las más explotadas, 

La pesca comercial debe ser controlada para evitar la depredación

estas se habilitan según su estado de conservación, a cada especie habilitada se le asigna un cupo de extracción, esto tiene que ver no solo con su estado de conservación sino tan bien con la capacidad reproductiva y potencial de recuperación de su población, además de esto se define un talla o tamaño mínimo para su extracción y esto es crucial ya que la talla mayormente está definida por la edad del pez y la edad nos indica si ya se ha reproducido o no y ¿por qué es crucial?, bueno, si los peces que sacamos son inferiores a la talla permitida y no se han reproducido aún toda su riqueza genética se pierde ya que no dejaron descendencia, mantener la diversidad y variabilidad genética es fundamental para la salud de las poblaciones de peces en los ríos. Llamamos virginales a los animales que todavía no dejaron descendencia y permitir su pesca es realmente nocivo y muy perjudicial.

La pesca deportiva es sostenible si se respetan ciertas pautas

Las artes de pesca, que son las herramientas que usa el pescador para sus capturas, llámense redes, mallones, trasmallos, tarafas, espines, cañas, líneas, tramperos…….etc, etc, también están reguladas ya que muchas son poco selectivas o atrapan peces de cualquier tamaño.

Así que hasta ahora tenemos, especie habilitadas, cupos o cantidades máximas de extracción autorizados, tallas o medidas mínimas permitidas y artes de pesca admitidas para la pesca comercial y para la pesca deportiva, a todo esto se le suma la herramienta de manejo, regulación y administración de la pesca más popular de todas que es “la veda”.

Todo esto a grandes rasgos, hay diferencias entre la pesca comercial y la deportiva, obviamente cada pesquería tiene sus particularidades y medidas especiales, pero las antes descriptas son las medidas de cuidado para nuestros recursos ícticos que debieran cumplirse para garantizar la sostenibilidad.

¿Quién define las especies permitidas, los cupos, las tallas, las artes y las vedas?, obviamente lo hacen las autoridades que regulan y administran los recursos naturales en cada jurisdicción, autoridades de aplicación de las normas vigentes. Pero ¿de dónde salen los fundamentos de estas restricciones?, usualmente salen de la ciencia, son los científicos e investigadores  quienes dan las pautas para poner los límites o por lo menos a si debería ser.

Ahora, de todas las medidas antes mencionadas, las vedas han ganado por lejos la atención del público, el hecho de prohibir la pesca en determinadas épocas del año da la idea de estar salvando a los peces de la depredación. Aclaremos que de ninguna manera es así, el cumplimiento de todas las medidas que regulan el ejercicio de la pesca hacen a la preservación y sostenibilidad del recurso no solo de la veda, las vedas no son mágicas.

Existe una idea que data de los años 80 (basada en el conocimiento científico disponible en ese momento) sobre que la mejor manera de proteger a los peces era la de cuidar o restringir el uso del recurso durante periodos de entre 60 a 45 días en el final de la primavera y principios del verano suponiendo coincidir de esta forma con la etapa de desove de las principales especies (la llamamos comúnmente veda tradicional), esto en determinadas condiciones ambientales puede que se dé pero la verdad es que casi nunca coinciden. Fue así como se manejaron las vedas de pesca durante estos últimos 30 años (ya muchos se dieron cuenta que la pesca disminuyo mucho los últimos 30 años),

pero en las últimas décadas estudios realizados sobre el río Paraguay y más intensamente en el río Paraná nos muestran que los peces no se reproducen en un periodo fijo del año, tal como se pensaba antes, sino que su ciclo reproductivo está regulado por factores ambientales, tales como : Nivel hidrológico, aumento del fotoperiódo y aumento de la temperatura del agua, dada estas condiciones los peces inician su migración reproductiva en agosto-septiembre y para fines de septiembre ya hay reproducción en la mayoría de nuestros peces que tienen importancia tanto desde la mirada comercial como deportiva. Se han analizado datos sobre maduración gonadal, que es la forma indirecta de poder conocer la reproducción de nuestros peces y se ha observado que cuando las condiciones le son favorables más del 80% de los peces desovan durante la primavera y cuando llega el periodo que se fija todos los años de veda por reproducción (noviembre-diciembre)

La estadística pesquera es indispensable para tomar medidas
Investigadores procesando muestras
La corvina de río una especie enigmática

ya los peces están nuevamente en post desove o reposo (no todos, hay especies como la corvina de río que desovan entre enero y febrero, a este tipo de peces la veda tradicional tampoco los protege).  Por ende con esta lógica nuestros periodos fijos de veda (conocimiento antiguo) no cumplen como medida de protección reproductiva, apenas si disminuyen la presión de pesca sobre el recurso en un determinado momento. Se demuestra también por las mismas pruebas, que podemos estar pescando y los peces si están maduros se reproducen sin ningún problema y no hay mejor ejemplo que el de la corvina cuya presión de pesca es mayor en plena etapa de reproducción y aun así se reproduce sin inconvenientes.

Se estigmatiza a la pesca comercial artesanal (no hablamos de la pesca comercial a escala industrial) como la gran responsable de la pérdida de productividad del río o el agotamiento de las pesquerías y la verdad no es tan así. No vamos a negar el impacto negativo de la depredación que algunos irresponsables hacen y menos justificarla,  así como tampoco se justifica al pescador deportivo que al no cumplir con las normas infringe casi el mismo daño que el comercial, pero lo que sí ocurrió es que las condiciones ambientales (sobre todo la altura) del río los últimos años no han sido las mejores para la reproducción de los peces, la falta de crecidas importantes que se mantengan por periodos más o menos prolongados de tiempo y que llenen las planicies y valles de inundación, principales sitios de reproducción y cría han sido más negativos para la productividad pesquera que el impacto de la pesca extractiva, obviamente sumados los impactos negativos generan una condición aún más compleja y que exige actuar con celeridad.    

Ahora bien, el concepto moderno de veda, desde la mirada de la FAO, que cita alrededor de 20 medidas de manejo que se pueden utilizar para el uso racional y sustentable del recurso íctico y entre ellos está la veda, pero no el concepto de veda como mejora de la reproducción, sino de la veda como medida de restricción al uso del recurso cuando hay momentos de vulnerabilidad, los cuales ocurren a lo largo de todo el año, no solamente en el periodo reproductivo.

Los datos biológicos son fundamentales
La pesca furtiva depreda los recursos del río

Pero que es la vulnerabilidad en este caso, por ejemplo cuando el rio esta extremadamente bajo y solo corre agua por el canal eso es vulnerabilidad no solo porque todos los peces están confinados a un espacio más pequeño y son más fáciles de atrapar, sino porque además durante los periodos de bajantes extraordinarias y prolongadas los peces no reproduce, no reproducen en ninguna época del año mientras el agua este baja, no lo hacen porque es un gasto de energía inútil ya que la mayoría del desove se perdería en la corriente del canal y no habría posibilidad de fecundación ni de supervivencia de las crías, en esos periodos corresponde la aplicación de vedas totales y absolutas.

Otro periodo de alta vulnerabilidad es cuando los cardúmenes migran para desovar. En este caso hay que ir vedando las canchas de pesca a medida que pasa el cardumen para protegerlo. Nadie sabe exactamente cuando inicia la migración del sábalo, el dorado, el surubí o de otras tantas especies importantes, hay que tener observatorios ambientales que estén controlando y den las alertas con precisión.

El Dorado uno de los grandes migradores

La cuestión es que ninguna medida por si sola garantiza la conservación. La suma de todas y la sinergia que generan es la que puede generar la sostenibilidad del recurso, hay que cumplir y respetar las especies permitidas, los cupos y las tallas máximas, usar las artes de pesca autorizadas y tener vedas flexibles adaptables a la dinámica de los peces. Una veda extendida distribuida durante todo el año es una muy buena medida, duplica los días sin pesca y al aplicarse durante todo el año si o si tiene que coincidir en algún momento con el ciclo reproductivo de las distintas especies, pero sin duda es insuficiente, hay que sumarle las vedas extraordinarias por bajante del río y por el paso de cardúmenes que están migrando, de esa forma tendríamos un sistema eficiente de vedas que realmente cuide a la fauna íctica.

La veda tradicional (fija de 45 días corridos)  también tiene cosas buenas, cuando coincide con la reproducción y con el movimiento migratorio es muy efectiva, pero por la forma rígida de aplicación es muy difícil que esto ocurra.

En la actualidad el tramo compartido del río Paraguay entre la República Argentina y la Republica hermana del Paraguay tiene dos vedas distintas, una veda tradicional del lado paraguayo y una veda extendida del argentino, algo que no es lo más indicado, la provincia del Chaco aplica mayormente la veda extendida y un sistema de semaforización por la que se aplican medidas más restrictivas  y la provincia de Corrientes tiene la veda extendida pero también ocupa otro tipo de vedas diferenciadas en distintos zonas de sus ríos, la provincia de Misiones opta por una veda tradicional.

La Corvina es una de las especies que más presión sufre

Es justo mencionar que aunque no es un tema biológico, las vedas totales o las más restrictivas habilitan de cierta forma la posibilidad de que pescadores comerciales exijan el pago de compensaciones o subsidios por el hecho de no poder desarrollar su actividad de pesca durante esos días de prohibición. Sin embargo, estas ayudas económicas “subsidios” muchas veces han creado un montón de falsos pescadores que ni conocen el río y solo persiguen un beneficio económico. La verdad esto ha perjudicado y mucho a los verdaderos pescadores que hacen uso del recurso para su subsistencia.

Podemos discutir sobre vedas por horas, pero lo seguro es que la peor de todas las vedas es la que no se cumple y en esto somos todos responsables las autoridades que tienen que controlar y los pescadores que tienen que respetar sin la necesidad de que se los estén vigilando todo el tiempo. Faltan más puertos de desembarco para registrar la pesca comercial y de esa forma tener una estadística fidedigna de la productividad del río, deberíamos comenzar a pensar seriamente en una pesca deportiva con devolución de especies vulnerables. Hay que fomentar y apoyar a la investigación para la generación de conocimiento básico que sirva para la toma de decisiones.  Como se dijo antes no es una veda u otra la que hace la diferencia sustancial, es un conjunto de medidas de manejo que deben ser cumplidas  las que posibilitan la conservación y sostenibilidad del recurso pesquero.

Franco Rafael Del Rosso

Licenciado en Biodiverdidad, Magister en Desarrollo Sustentable, Asesor Experto en Biodiversidad Fundación Bosques Nativos Argentinos para la Biodiversidad.